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Conductas sexuales de riesgo y prevalencia de infección por VIH en hombres con prácticas homo/bisexuales en la Comunidad de Madrid (página 2)



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MATERIAL Y MÉTODOS

Se trata de un estudio transversal descriptivo llevado a
cabo durante 1.997 y 1.998 entre los socios varones de COGAM, una
de las principales ONG de
homosexuales de esta Comunidad.

Entre las actividades de COGAM se encuentra la
publicación bimensual de la revista
Entiendes, dirigida a todos sus socios, tanto hombres como
mujeres. Esta revista se utilizó como vía de
distribución del instrumento de recogida de
información: un cuestionario
semiestructurado y anónimo diseñado ad hoc
para este estudio. Con el número de agosto de 1997 se
envió a los 356 socios varones suscritos a la revista, una
presentación del estudio (sin incluir el cuestionario)
explicando los objetivos,
aplicaciones y beneficios en materia de
prevención, garantizando el anonimato de la
información e indicando que cada socio debería
cumplimentar un sólo cuestionario y remitirlo a la
asociación en el sobre que se adjuntaría.
Posteriormente el cuestionario se envió con dos
números sucesivos de la revista (diciembre de 1997 y
febrero de 1998). También se difundió en la
asociación la opción de recoger el cuestionario en
la propia sede de COGAM a aquellos socios que no recibían
la revista en su domicilio.

El cuestionario fue probado en un estudio piloto en 20
socios varones, para controlar el tiempo medio
necesario para cumplimentarlo debidamente y evaluar qué
preguntas presentaban dificultad de entendimiento o se prestaban
a interpretaciones ambiguas. No se realizaron estudios
específicos para evaluar la validez de cada uno de los
items, dado el escaso tamaño muestral.

El cuestionario incluía variables
sociodemográficas (edad, situación
socioeconómica, nivel de estudios), sobre comportamientos
sexuales (orientación sexual, número de parejas
sexuales, tipo de pareja, tipo y frecuencia de prácticas,
uso de lubricantes), sobre empleo de
medidas de prevención para evitar el contagio de ETS y de
infección por VIH (frecuencia de utilización del
preservativo en las distintas prácticas sexuales), sobre
serología de VIH (realización de la prueba frente
al VIH, resultado autoinformado de la misma), y de conocimientos
sobre los mecanismos de transmisión y de protección
frente a la infección. Las preguntas sobre la frecuencia
de las distintas prácticas sexuales de riesgo y uso del
preservativo en las mismas, se realizaron separadamente para las
relaciones con la "pareja" entendida como pareja estable y con
los "ligues" o parejas ocasionales. Casi todas las preguntas
fueron referidas a los últimos tres meses. Tan sólo
se hizo alusión al último año como periodo
de referencia para conocer el número de parejas sexuales,
el haber padecido alguna enfermedad de transmisión sexual
y el haber tenido problemas con
los preservativos, variable esta última que también
se recogió sin límite de tiempo (alguna vez en la
vida).

El porcentaje de no-respuesta en las preguntas de
contenido sociodemográfico fue casi nulo. En las referidas
a frecuencia de prácticas sexuales de riesgo con la pareja
estable fue desde el 1% al 7% según el tipo de
práctica, mientras que con los contactos ocasionales
fueron siempre más altos (hasta del 11% para la
penetración anal receptiva). Respecto a la
utilización del preservativo en las prácticas
anales el porcentaje de no-respuesta también fue menor con
la pareja estable (3%) que con los contactos ocasionales (7%); en
las prácticas orogenitales dicho porcentaje varió
del 12% al 9% respectivamente. Sin embargo, menos del 3% dejaron
de responder a la pregunta sobre el
conocimiento del estado
serológico frente al VIH.

La prevalencia de VIH autoinformada se calculó
entre aquellos que se habían realizado alguna vez el
test de
detección de anticuerpos frente al VIH y conocían
su estado serológico.

Las comparaciones estadísticas entre variables cualitativas
se realizaron mediante el test de la c 2 y el test de Fisher
según condiciones de aplicación, considerando
significativas las diferencias con una p<0,05. En las
estimaciones de prevalencia se calcularon los intervalos de
confianza (IC) al 95%.

RESULTADOS

Se obtuvieron un total de 157 cuestionarios
válidos (132 remitidos por correo y 25 cumplimentados en
la sede de COGAM), lo que representa una tasa de respuesta
aproximada del 37% entre los que se enviaron por correo, tasa que
probablemente sea mayor, pues se sabe que alguno de los que
recibió el cuestionario por correo no lo devolvió
por dicho medio sino que lo rellenó en la propia sede de
la
organización.

Se trataba de hombres con una edad media de
32 años (desviación estándar = 8,1), siendo
el 75% menor de 36 años. Respecto al nivel educativo, un
85% había acabado estudios medios o
superiores. El 82% trabajaba y el 81% vivía en municipios
de más de medio millón de habitantes. Ninguno de
ellos notificó convivir con una mujer como
pareja, mientras un 28% convivía con otro hombre y el
34% vivía solo (tabla1).

Tabla 1

Características sociodemográficas de los
hombres con prácticas homosexuales asociados a COGAM.
Madrid 1998.
(N=157)

N

%

Edad
(años)

15-24

25

16.4

25-34

79

52.0

35-44

34

22.4

>=45

14

9.2

Nivel de
estudios

primarios incompletos

2

1.3

primarios

22

14.0

secundarios

53

33.8

universitarios

80

51.0

Actividad

paro

14

9.0

estudiante

14

9.0

asalariado por cuenta ajena

87

55.8

profesión por cuenta propia

16

10.3

empresario

11

7.1

otras

14

9.0

Municipio de
residencia

>500.000

127

80.9

100.000-500.000

10

6.4

20.00-100.000

13

8.3

<20.000

7

4.5

Situación de
convivencia

solo

53

33.8

pareja hombre

44

28.0

padres/parientes

44

28.0

con amigos

15

9.6

cuartel, col. mayor, pensión

1

0.6

El 93% se declaró homosexual y un 4,5% bisexual.
Más de la mitad (61%) manifestó que había
dado a conocer su orientación sexual en su ámbito
laboral. El
86,6% de los casos notificaron haber tenido relaciones
homosexuales con penetración, siendo 21 años la
edad media de comienzo de las mismas (desviación
estándar = 6,4). El 70% había tenido relaciones
sexuales con más de un hombre en el último
año y el 56% en los últimos tres meses (tabla 2).
El 84% de los hombres señalaron que las relaciones
sexuales con su pareja estable tuvieron lugar siempre o
más de la mitad de las veces en una casa propia o ajena,
mientras que el 62% manifestó que las relaciones sexuales
con contactos ocasionales tuvieron lugar, con esa misma
frecuencia, en bares y discotecas.

Tabla 2

Características del comportamiento
sexual de los hombres con prácticas homosexuales asociados
a COGAM. Madrid 1998. (N=157).

N

%

Orientación
sexual

homosexual

146

93,0

bisexual

7

4,5

heterosexual

1

0,6

No tiene respuesta

3

1,9

Personas que conocen su orientación
sexual

padres

80

50,9

hermanos

115

73,2

familia extensa

43

27,4

amigos homosexuales

153

97,4

amigos heterosexuales

142

90,4

compañeros trabajo/estudio

95

60,5

nadie

2

1,3

otros

5

3,2

Edad de comienzo de relaciones sexuales
con penetración

<15

21

15,4

16-20

49

36,0

21-25

45

33,1

26-35

19

14,0

>35

2

1,5

Nº de parejas sexuales masculinas en
el último año

0

11

7,1

1

35

22,4

2-5

42

26,9

6-15

30

19,2

16-25

13

8,3

>25

25

16,0

Nº de parejas sexuales masculinas en
los últimos tres meses

0

13

8,4

1

55

35,7

2-5

52

33,8

6-15

19

12,3

16-25

6

3,9

>25

9

5,8

Además de los besos, las caricias y la
masturbación, las práctica sexuales que más
se llevaron a cabo independientemente de su frecuencia, tanto con
la pareja estable como con las ocasionales, fue la oro-genital,
86,6% de los encuestados, seguida por la penetración anal,
realizada por el 76,4%, y por el contacto buco-anal, practicado
por el 60,5%; sin embargo, estas últimas prácticas,
especialmente la penetración anal receptiva, fueron
significativamente más frecuentes con la pareja estable.
El número de hombres que usó siempre el
preservativo en la penetración anal con las parejas
estables fue aproximadamente la mitad de los que lo hicieron con
las ocasionales, tanto en la penetración anal insertiva
como en la receptiva. En las prácticas oro-genitales el
uso del preservativo fue inferior al 10%, independientemente del
tipo de relación o pareja (tabla 3).

Tabla 3

Porcentaje de realización de las distintas
prácticas sexuales y porcentaje de los que usan siempre el
preservativo en cada práctica según el tipo de
pareja en los últimos tres meses.

  

Prácticas
sexuales

Usan siempre el
preservativo

  

Pareja estable

Contacto
ocasional

p

Pareja estable

Contacto
ocasional

p

Besos/caricias

98,2

93,6

n.s.

Masturbación

94,5

89,3

n.s.

Penetración anal activa

70,6

57,4

0,05

32,5

61,1

0,001

Penetración anal pasiva

69,7

39,4

<0,001

35,5

78,4

<0,001

Felación activa

86,2

89,4

n.s.

6,4

10,7

n.s

Felación pasiva

83,5

83,0

n.s.

5,5

5,1

n.s.

Buco-anal

66,1

38,3

<0,001

pareja estable N=109
pareja ocasional N=94
(-) no se ha analizado el uso del preservativo
(n.s.) diferencias no significativas

Los motivos que más frecuentemente se adujeron
para no usar siempre el preservativo fueron: pensar que ellos no
llevaban a cabo prácticas sexuales de riesgo (28%), hacer
sexo
sólo con su pareja (19%), no tenerlos a mano (17%), la
pérdida de sensibilidad (15%), estar enamorado (12%) y la
percepción de que interrumpen las
relaciones sexuales (12%).

El 43% de los hombres encuestados manifestaron haber
tenido alguna vez en la vida algún problema en el uso del
preservativo (62% rotura, 17% deslizamiento y el 21% ambos),
siendo dicho porcentaje del 30% en el último año.
Entre los que utilizaron el preservativo en el coito anal, el 84%
indicó que solía usar algún tipo de
lubricante: el 84% con base agua, el 30%
saliva y el 17% aceites o vaselinas. El 61% señaló
que solía adquirir los preservativos en farmacias, el 50%
en asociaciones, un 15% en supermercados y un 5% en los
dispensadores de los bares.

El 87% de los participantes en el estudio se
habían realizado la prueba serológica de
detección de anticuerpos anti-VIH. La prevalencia
autoinformada fue del 15,2% (IC 95%: 9,6 – 22,6). El 86% de los
que conocían que eran VIH negativos manifestaron que
tenían previsto repetirse la prueba. Los motivos aducidos
más frecuentemente por los 20 hombres que no se la
habían realizado fueron: no haber tenido prácticas
de riesgo (10), preferir no oír hablar del tema (3) y no
haber pensado en ello (2); 5 personas no contestaron. De los 109
que indicaron tener pareja estable, el 63% señaló
que su pareja se había hecho la prueba frente al VIH,
resultando 7 casos VIH positivos. En el 2,3% de las parejas ambos
miembros fueron seropositivos, en el 55,8% ambos fueron
seronegativos y en el 11,6% existió serodiscordancia,
aunque esta proporción podría aumentar, pues en el
resto de los casos uno o los dos miembros de la pareja
desconocían su estado serológico.

El 10,2% (IC 95%: 5.9 – 16.0) manifestó haber
padecido alguna de las siguientes enfermedades de
transmisión sexual en el último año:
herpes,
hepatitis B,
gonorrea, sífilis o
condilomas.

El 81% de los hombres señaló que la
existencia de la epidemia del VIH/sida había
influido en su comportamiento sexual, llevándoles a:
utilizar siempre el preservativo con los contactos ocasionales
(55%), no realizar prácticas sexuales de riesgo (46%),
disminuir el número de contactos ocasionales (37%),
mantener relaciones sólo con la pareja estable (20%),
elegir las parejas según aspecto (19%) y utilizar siempre
el preservativo con la pareja estable (17%). Un 36%
manifestó que saber que una persona es
seropositiva sería impedimento para mantener relaciones
sexuales con ella.

Por último, entre las diferentes medidas de
prevención del sida y las ETS que se les propusieron, el
77% escogió "usar siempre el preservativo" como la medida
más eficaz. Los profesionales de la salud y el propio colectivo
gay fueron las fuentes de
información que inspiraron mayor grado de confianza:
un 86% y un 83% respectivamente las puntuaron con 4 ó 5
(en una escala de 1 a 5).
Cuando se pidió que se evaluara la importancia de las
posibles medidas de prevención que debería poner en
marcha la
administración (en una escalas de 1 a 5), más
del 75% puntuó con cinco todas las medidas de carácter positivo (mayores campañas
informativas a la población general, consagrar más
esfuerzos a la investigación, educación
sexual en escolares y apoyar más a los grupos de
atención a sida), mientras idénticos
porcentajes puntuaron con 1 las medidas con componentes
represivos (cerrar fronteras, aislamiento de seropositivos,
etc.).

DISCUSIÓN

El presente estudio es el primero que se publica con
datos sobre
hábitos sexuales de un colectivo con este tipo de
prácticas sexuales en la Comunidad de Madrid, a pesar del
gran número de casos de sida notificados en esta comunidad
autónoma, debidos a prácticas sexuales de riesgo
entre varones, del importante peso que dichos casos tienen sobre
el conjunto de la epidemia en España y
de sus implicaciones en la prevención.

El porcentaje de personas que se había realizado
la prueba es relativamente alto, y los motivos aducidos para no
hacérsela parecen tener que ver más con
percepciones personales que con barreras organizativas de acceso
a la misma. La prevalencia de infección (15,2%), es
similar a la obtenida en 1995 en un centro de ETS de Madrid en
varones homo/bisexuales que acudían por primera vez a
realizarse la prueba voluntariamente6, inferior a la
encontrada en el estudio realizado en la ciudad de Barcelona
(20,5% en 1.993 y 16,4% en 1995) entre socios de una ONG con base
homosexual y en locales de ambiente
gay5, y superior a la del estudio realizado en Sevilla
en 1.988-1.989 (9,6%)7. En un estudio de ocho
países de la Unión Europea8, que
utilizó una metodología de envío de
cuestionarios parecida, se encontraron prevalencias similares a
las de Madrid en Francia y
Dinamarca y más bajas en los otros países. La
prevalencia de enfermedades de
transmisión sexual durante el último año,
dada su asociación con una mayor tasa de
seroconversiones9-11 fue alta (10%), si la comparamos
con la encontrada en el mencionado estudio europeo (2-3%), sin
embargo fue similar a la observada en Barcelona en
19955.

Del análisis conjunto de distintos
parámetros sobre las relaciones sexuales podemos deducir
que se sigue manteniendo en esta población un alto nivel
de riesgo de infección9,12. Así,
más de la mitad habían tenido más de una
pareja sexual en los últimos tres meses, del 40 al 70%
habían realizado prácticas de alto riesgo
(penetración anal) y, entre uno de cada cuatro y uno de
cada tres (según el tipo de práctica o de pareja)
de los que llevaron a cabo esta práctica con contactos
ocasionales, lo habían hecho sin protegerse siempre con
preservativo. Este nivel de riesgo en una población con la
prevalencia de infección reseñada se debe estar
traduciendo en unas tasas de seroconversión
importantes13. Desgraciadamente, la no existencia de
cohortes o de registros de VIH
positivos en España nos impide disponer de
información para contrastar esta afirmación. Por
otro lado, conviene reseñar que el porcentaje de personas
que usan siempre el preservativo en las relaciones orales con
cualquier tipo de pareja es muy reducido. El patrón de
mayor uso de preservativo en los diferentes tipos de
relación y pareja es similar al encontrado en los
mencionados estudios de Barcelona y posiblemente muy parecido (no
existen datos sobre uso en sexo oral) al encontrado en la
población general española14. En
cualquier caso, a la vista del escaso uso del preservativo en las
relaciones oro-genitales, cuyo riesgo de transmisión se
sabe que es bajo15 y de que persiste un porcentaje
importante con relaciones de penetración no protegidas,
quizás convendría evaluar la eficacia de
focalizar durante cierto tiempo los mensajes preventivos
más específicamente en las relaciones de alto
riesgo.

Llama la atención el alto porcentaje de personas
que habían tenido accidentes en
el uso del preservativo (30% en el último año).
Parte de este porcentaje podría ser explicado por no
utilizar lubricante con el preservativo en la realización
de prácticas anales o por el uso en algunos casos de
aceite o
vaselina, pero cabría investigar más a fondo el
tipo de preservativo empleado así como el beneficio de
usar preservativos especiales.

Como en cierta forma era de esperar, al tratarse de un
colectivo muy sensibilizado ante el VIH/sida, los entrevistados
polarizaron su opinión en cuanto a las medidas de
prevención que la administración podía poner en marcha
valorando muy negativamente todas las medidas que son percibidas
como restrictivas de libertades y de forma muy positiva todas las
que no son percibidas con tales matices, lo cual no
posibilitó una valoración de cuales se
debían de priorizar.

Todos los estudios sobre comportamientos socialmente
estigmatizados tienen especiales dificultades16, tanto
para conseguir muestras representativas como para que los
comportamientos no se oculten en la encuesta. Esta
situación obliga a evaluar de forma muy crítica
la representatividad de las muestras utilizadas así como
la validez de la información obtenida. En el caso que nos
ocupa, se trata de una población que asume su
orientación sexual, lo que puede haber disminuido esa
tendencia a ocultar determinados comportamientos. Ahora bien, esa
misma asunción de su orientación homosexual, es
reveladora de que debe presentar unas características
sociológicas y posiblemente psicológicas que
dificultan la extrapolación de resultados fuera de la
misma. De hecho, su nivel de instrucción es muy alto (con
más del 80% con estudios medios o universitarios), como
también ha sucedido en otros estudios en nuestro
país, en los que se han empleado como
intermediarios a asociaciones de homosexuales3,5.
Podría existir también un sesgo de selección
entre los que han contestado que dificultara incluso la
generalización de los resultados a los asociados de la
organización. Sin embargo, no creemos que
esto haya sucedido y, en cualquier caso la tasa de respuesta
(superior al 37%) es superior a los otros estudios mencionados
que se han llevado a cabo en nuestro
país.3-5

Debido a que los cuestionarios eran anónimos, no
se pudo controlar si algún socio contestó
más de una vez. Ahora bien, por el tiempo medio de
dedicación necesario para su cumplimentación (25
minutos) y por las instrucciones de participación
previamente explicadas, pensamos que este fenómeno, si
existió, debió ser extremadamente
infrecuente.

En cualquier caso, aunque carecemos de datos
sociológicos que lo avalen, creemos que
difícilmente puede entenderse que la población
estudiada es representativa del conjunto de hombres que tienen
relaciones sexuales con otros hombres en España. Por esta
razón, este tipo de estudios, entre las poblaciones
más visibles, deberían ser complementados por otros
que permitan ampliar la muestra en
función
de los canales de comunicación gay actualmente existentes, o
que utilicen métodos de
muestreo
más adecuados para poblaciones ocultas (muestreos
orientados con inclusión de variados y heterogéneos
escenarios diana y muestreos de referencia en cadena o bola de
nieve) y así conseguir un mayor conocimiento
sobre lo que está sucediendo en los colectivos más
vulnerables para la infección por el VIH.

En este estudio se evidencia que sigue existiendo un
alto nivel de prácticas de riesgo en esta
población, sobre todo con las parejas estables, lo que
implica la necesidad de mantener e intensificar los programas de
prevención dirigidos especialmente a potenciar el uso del
preservativo en este tipo de prácticas.

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S. Cañellas, J. Perez de la Paz, I. Noguer, F.
Villaamil, M. L. García Berrocal, L. de la Fuente, MJ.
Belza, J. Castilla.
Centro Nacional de
Epidemiología. Instituto de Salud Carlos III.
Secretaría del Plan Nacional
sobre el SIDA.
Colectivo de Lesbianas y Gays de la Comunidad de Madrid.
Correspondencia: Soledad Cañellas. Centro Nacional de
Epidemilogía. Sinesio Delgado,6. 28029 Madrid. Tfno.: 91
3877802 Fax.:
913877816
* Proyecto
financiado por el Fondo de Investigación sanitaria (FIS:
98/0309).

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